HOMENAJES Y CELEBRACIONES

Nuestro reconocimiento a ecólogos y ecólogas que se han destacado por su contribución a la Ecología.

Maria Elena Zaccagnini

María Elena Zaccagnini

Maria Elena Zaccagnini ha sido y continúa siendo fuente de inspiración y motivación para quienes desean aplicar la ecología al manejo y conservación de la biodiversidad en agroecosistemas. Su pasión por la biología se inició tempranamente en Cerrito (Entre Ríos), su ciudad natal, y se fue consolidando a través de su formación como profesora de biología de la Universidad Nacional del Litoral (Santa Fe), y estudios posteriores en las Universidades de Córdoba (Argentina) y de Colorado (Estados Unidos), en las cuales afianzó sus conocimientos en ecología y manejo de fauna silvestre. En 1977, ingresó como investigadora en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), donde se desempeñó durante 38 años. En ese lapso, coordinó más de 40 proyectos nacionales e internacionales; publicó 9 libros, 43 capítulos de libros, y más de 40 publicaciones científicas; y formó 27 estudiantes de grado y posgrado, entre otras actividades. Además de su producción científico-técnica, su aporte en gestión de programas y proyectos fue fundamental para incorporar la evaluación y conservación de la biodiversidad en la gestión de los sistemas agropecuarios de nuestro país. Con una visión estratégica admirable, y una pasión, compromiso y convicción inquebrantables, María Elena promovió el desarrollo e implementación de evaluaciones y monitoreos ambientales y ecotoxicológicos. De este modo, se generó información científica sobre el impacto de las prácticas agropecuarias en la fauna silvestre de nuestro país. Asimismo, constituyó y coordinó programas y redes de articulación institucional e interinstitucional, que permitieron disminuir el impacto de los agroquímicos sobre la fauna silvestre y promover prácticas agropecuarias sustentables. Un caso emblemático en este sentido fue la coordinación de acciones de investigación y extensión en respuesta a las mortandades masivas de aguiluchos langosteros, fundamental para la regulación del uso de agroquímicos y el avance de la ecotoxicología aplicada a la fauna silvestre en nuestro país. Finalmente, María Elena plasmó su vocación docente acompañando iniciativas de articulación con escuelas agropecuarias orientadas tanto a docentes como a alumnos, dedicándose a generar materiales didácticos y participando activamente en eventos masivos como los INTA Expone, con propuestas para sensibilizar, informar e integrar la dimensión ecológica en el ámbito de la producción agropecuaria. En paralelo, participó y representó al país en eventos, paneles y redes internacionales, incluyendo la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IUCN e IPBES, respectivamente, por sus siglas en inglés). En reconocimiento a sus contribuciones y su trayectoria en pos de la conservación de la biodiversidad y la gestión ambiental en agroecosistemas, María Elena recibió numerosos premios y distinciones a nivel local, nacional e internacional, incluyendo el Premio Especial a la Conservación del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos de América; la Medalla de Oro como Mujer Destacada, del Honorable Senado de la Provincia de Buenos Aires y, más recientemente, la declaración de “Ciudadana Ilustre” de Cerrito, Entre Ríos. Actualmente, retirada formalmente pero vinculada aún con el INTA como Profesional Asociada, continúa desarrollando actividades a escala local, nacional e internacional en pos del manejo sostenible y la conservación de la biodiversidad, con la misma pasión y entusiasmo que caracterizaron su extensa y prolífica trayectoria.

Por Sonia Canavelli.

Marcelo Cabido

Marcelo Cabido

Marcelo R. Cabido se recibió de Biólogo en 1980 en la Universidad Nacional de Córdoba y de Doctor en Ciencias Biológicas en 1987, en la misma universidad. Desde muy temprano tuvo una clara pasión por las plantas y por la ciencia de la vegetación, lo que lo llevó a abandonar otras actividades para dedicarse plenamente al mundo académico y universitario. Su artículo “Contribución al conocimiento fitosociológico del sub-piso superior de pastizales y bosquecillos de altura de las Sierras de Córdoba (Argentina)”, publicado en 1986, incluye por primera vez tablas con el detalle de todas las especies que componen las asociaciones vegetales y fue un aporte pionero al conocimiento detallado de la vegetación del centro de Argentina, que hasta entonces había sido caracterizada solamente de modo muy general. En efecto, cuando Marcelo empezó a estudiar la rica vegetación de las Sierras de Córdoba, se sabía muy poco de las comunidades vegetales y los factores que la estructuraban. Marcelo miró con la lupa, hurgó en los rincones del Museo Botánico de Córdoba y despejó sus dudas taxonómicas con los especialistas, logrando desarrollar un conocimiento inédito sobre la vegetación de la región. Esos conocimientos y toda esa experiencia de campo le permiten, mirando desde lejos y desde la camioneta en movimiento, saber qué especies están conviviendo en un pastizal, o distinguir entre especies de Festuca sólo por una sutil diferencia de color o por si las come o no el ganado. Marcelo se ha transformado en una fuente de sesgo sistemático en los muestreos porque haciendo relevamientos de vegetación, él siempre encuentra más especies por cuadrado de muestreo que cualquiera de sus colegas. Pero no sólo estudió pastizales. En 1991 publicó “Contribución al conocimiento fitosociológico del Bosque Chaqueño Serrano en la Provincia de Córdoba, Argentina” en Phytocoenologia, la revista de la ciencia de la vegetación más importante en esos tiempos. Si bien comenzó por las sierras, luego recorrió las llanuras, haciendo relevamientos y describiendo la vegetación del resto de la provincia e incursionando en los llanos del oeste, entre Córdoba y San Juan. Gracias a su trabajo, hoy conocemos en detalle cómo son y donde están los distintos ensambles de plantas y cómo se asocian con el clima, la topografía y el uso humano. Siempre insistió sobre la importancia de dar a conocer los resultados de la investigación local a la comunidad científica internacional, a través de publicaciones del mayor alcance posible, en una época donde esto no era una práctica tan extendida en el ámbito nacional. Publicó más de 130 artículos científicos y numerosos capítulos de libros sobre la vegetación del centro de Argentina. Emprendió numerosas colaboraciones internacionales y fue miembro del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), galardonado con el Premio Nobel de la Paz 2007. Obtuvo varios reconocimientos por sus aportes científicos de parte de la Universidad Nacional de Córdoba y en 2011 fue incorporado como Académico Titular a la Academia Nacional de Ciencias.

Marcelo Cabido

Pasados los años noventa, y fiel a su idea de incorporar innovaciones metodológicas toda vez que fuera posible y relevante, empezó a integrar el trabajo de campo con imágenes de sensores remotos. Publica “Spatial patterns of the Chaco vegetation of central Argentina: Integration of remote sensing and phytosociology” y comienza a documentar la magnitud de la destrucción que estaban experimentando los bosques de la Provincia de Córdoba. Pero no se contentó con describir con excelencia la vegetación y señalar los problemas. Fue uno de los primeros en advertir y tratar de hacer gestiones para frenar ese desmonte acelerado. También colaboró de modo decisivo en la delimitación, creación y puesta en valor de áreas naturales protegidas. Por ejemplo, realizó una caracterización de la vegetación que se usa hasta hoy de la Reserva Natural Chancaní y jugó un papel fundamental en la creación del Parque Nacional Quebrada del Condorito, el primer parque nacional de la Provincia de Córdoba.

Ha sido un docente y mentor dedicado y generoso, contribuyendo a la formación de muchos discípulos y discípulas con todo lo que sabía y apoyando de modo entusiasta cuando tomaban direcciones propias. Formó a más de veinte estudiantes de posgrado y supo coordinar un grupo de trabajo donde la cooperación siempre ha primado por sobre la competencia. Dictó sus clases de Geobotánica y Biogeografía durante más de 30 años, siempre con dedicación, rigurosidad, humor y entusiasmo, trayendo novedades constantemente, nunca repitiendo las cosas de la misma manera. Quienes lo hemos acompañado en la docencia tenemos muy presentes sus enseñanzas y ejemplo. Si hay dos cualidades que lo distinguen son la generosidad permanente para compartir sus conocimientos y favorecer el crecimiento profesional de quienes vienen detrás de él y la dedicación a generar una investigación científica relevante tanto a nivel local como internacional. Siempre dijo y transmitió que hay que pensar en grande.

Esta reseña fue redactada por Alicia Acosta, Ana Cingolani, Sandra Díaz y Melisa Giorgis.

Maria Busch

María Busch

María Busch es profesora asociada de la Universidad de Buenos Aires e Investigadora Principal de Conicet. Su carrera como investigadora está ligada al estudio de los mamíferos, especialmente a la ecología, manejo y control de roedores en agroecosistemas de la provincia de Buenos Aires. Ha sido vicepresidenta de la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos (SAREM) y directora del Departamento de Ecología, Genética y Evolución, FCEN, UBA. En 2016 fue distinguida con el premio SAREM a la trayectoria. Ella viene transmitiendo su curiosidad, entusiasmo y energía (que demuestra constantemente en su inagotable disposición para realizar trabajos de campo), a innumerables estudiantes iniciales en el curso de Ecología General y a estudiantes de posgrado en los cursos sobre ecología experimental y selección de hábitat que dicta desde hace más de dos décadas. También a numerosos tesistas de grado y doctorandos, e investigadores que se ha reflejado en numerosos artículos científicos, libros y capítulos de libros. María siempre está dispuesta para hacer llegar sus conocimiento a la comunidad, participando activamente en numerosos eventos de extensión universitaria (Semana de la biología, Noche de los museos, Feria del libro, Plaza ciencia, entre otros) y siendo miembro de la comisión de Popularización de la ciencia del Departamento de Ecología, Genética y Evolución, FCEN-UBA, desde hace más de diez años. Es una mujer sencilla, honesta y generosa, que contagia su optimismo y entusiasmo, cualidades que nadie duda en nombrarlas al describirla como persona y como científica, siempre dispuesta a colaborar y brindar lo mejor de su formación en el quehacer científico y la docencia. Por estos motivos María es muy querida por sus estudiantes, discípulos y colegas.

Jorge Frangi

Jorge Frangi se fue de campaña (1947-2021)

Jorge Luis Frangi fue, sin dudas, uno de los grandes impulsores de la ecología en Argentina. Inició su carrera al recibirse como botánico en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata y profundizó su formación en ecología en Venezuela y Puerto Rico, en contacto con las corrientes más avanzadas de los 70 y 80. Desde aquellos años desplegó su interminable capacidad de trabajo para formar grupos de investigación en ecología de pastizales y bosques e infundió incansablemente sus ideas a las generaciones que le sucedían. Ejerció la docencia desde muy joven, a fines de los años 1960. Desde entonces, y hasta hace poco tiempo, puso toda su vocación docente en las clases de Ecología General y Ecología Forestal, compartiendo sus vastas lecturas y experiencias de toda una vida dedicada a aprender, investigar y enseñar. Para Jorge, todo tiempo de clase fue siempre corto, le sobraban ideas por compartir, problemas para analizar, anécdotas por contar. Fue presidente de la ASAE entre 1985 y 1987. En 1994 formó el Laboratorio de Investigación de Sistemas Ecológicos y Ambientales (LISEA) en la UNLP. Desde el LISEA expandió sus ganas de trabajar, su compromiso y su responsabilidad institucional. Trabajó por la integración de universidades públicas de Sudamérica en el grupo Montevideo. Alcanzó el reconocimiento de Profesor Emérito de la UNLP y fue miembro de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria. Son incontables las personas que desarrollan hoy su profesión en Argentina y aprendieron con sus clases, fueron sus becarios, tesistas, pasantes. Con su profunda sabiduría de ecólogo, y su innegable talante de universitario íntegro y cabal, entendió como pocos los desafíos de los ingenieros forestales y agrónomos en este siglo XXI. Nadie que haya compartido tiempo con Jorge puede olvidar su entusiasmo, su profundidad, su espíritu crítico, las enseñanzas que quedan, fruto de su compromiso con el trabajo, con los aportes que la ecología debe proponer, ante un mundo complejo y cambiante.

Eduardo Rapoport

Eduardo «Eddy» Rapoport (1927-2017)

Eduardo Rapoport hizo enormes contribuciones a la macroecología pero quienes lo conocieron valoran, sobre todo, su calidad humana. Se dedicó con igual entusiasmo a la escultura como a recordarnos que vivimos rodeados de plantas comestibles que, aún hoy, no aprovechamos.

Esta entrevista realizada por Javier López de Casenave y Alejandra Ribichich en 1997 nos trae de nuevo la calidez de este querido colega.

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Isabel Bellocq

María Isabel Bellocq (1956-2019)

Malé, como todos la conocimos, fue una ecóloga empedernida o “de pura cepa” como decía, que veía su entorno a través de una lente ecológica. Tenía una inspiración envidiable que la llevaba a constantes interrogantes que luego plasmaba en proyectos de investigación novedosos. Simplemente era cuestión de salir a hacer trabajo de campo, que ya en la ruta se le ocurrían “batería de hipótesis”. Fue una científica que realizó aportes muy valiosos y diversos a la ecología. Se inició en la disciplina como discípula de Fernando Kravetz y rápidamente se volvió referente en ecología de aves rapaces por sus estudios sobre la ecología trófica de la lechucita vizcachera. Después de doctorarse emigró a Canadá donde realizó postdoctorados y se desempeñó como Profesora Adjunta en la Universidad de Toronto y supervisora de estudiantes de grado y postgrado. Allí se focalizó en la ecología de comunidades en el bosque boreal y ecología forestal. Un gran compromiso por su país y por las instituciones donde se había formado la trajeron de vuelta a Argentina en 1997, cuando ingresó al CONICET. Allí fundó el grupo de investigación en Ecología de Comunidades y Macroecología (ECOMA) en el Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Este grupo se especializó en investigar cómo las actividades humanas afectan la biodiversidad a diferentes escalas espaciales. Estudió desde ciudades hasta regiones, para contribuir al conocimiento base de políticas de planificación territorial compatibles con la conservación de la biodiversidad. Fue Investigadora Principal del CONICET y Profesora Asociada de la FCEyN-UBA. Fue mentora y docente, que bregaba por la excelencia académica ante todo. Tenía la habilidad de proponer una mirada diferente a las situaciones, planteando muchas veces desafíos enriquecedores para sus estudiantes y colegas. Su rigurosidad era acompañada por un admirable humor sagaz. Su partida deja un vacío pero sus enseñanzas y legado permanecerán vigentes.

Enrique Chaneton

Enrique Chaneton

Investigador Principal del CONICET y profesor Asociado de la Facultad de Agronomía-UBA, Enrique dejó huellas en jóvenes a quienes formó, en colegas del Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculado a la Agricultura donde trabajaba y en la Escuela para Graduados (EPG-FAUBA) donde dirigió el Programa de Doctorado durante varios años. En sus cursos de posgrado “Biodiversidad”, “Interacción planta-herbívoro” y “Fundamentos y recientes avances en Ecología” se deslumbraron y formaron ecólogas y ecólogos de todo el país. Sus estudiantes se beneficiaron con su manera constructiva de evaluar los proyectos de investigación y de orientar en ellos. Un sinnúmero de estudiantes y profesionales lo han encontrado en las Reuniones Argentinas de Ecología a las que nunca faltaba. Las preguntas y comentarios de Enrique estimulaban siempre la reflexión. Poseía un equilibrio exquisito entre la crítica sagaz y siempre constructiva, el rigor científico y la generosidad para compartir sus ideas.

Enrique fue Licenciado en Ciencias Biológicas de la Universidad C.A.E.C.E., MSc de la EPG y PhD del Imperial College at Silwood Park, University of London. Participó en la dirección de numerosas tesis de grado y posgrado. La calidad y tenacidad con la que Enrique formó estudiantes mejoraron la ciencia de nuestro país, donde eligió quedarse después de haberse formado en un centro de excelencia en el exterior.

Hizo contribuciones a la ecología de comunidades, las redes tróficas en bosques templados y las invasiones biológicas, con aplicaciones a la conservación de pastizales. Estudió las comunidades vegetales de la región pampeana. Con aproximaciones experimentales originales describió los determinantes de las invasiones por especies exóticas, las hipótesis asociadas a la falta de árboles y los efectos del pastoreo en la biodiversidad.